Batalla campal por la Verdad en la Iglesia Católica

La Verdad de Cristo os hará libres, las "verdades" de Bergoglio, esclavos de Satanás 


El "Papa" Francisco y sus adláteres están en el centro de una controversia en expansión, tal como fue profetizado en las apariciones marianas de Akita y Fátima, que describían un enfrentamiento entre dos bandos.

Ya antes de que 4 cardenales se levantaran para corregir errores dogmáticos de este pontificado, una Correctio Filialis contra la difusión de sus herejías fuera elaborada por académicos, filósofos, abogados, teólogos y firmada por un grupo de la jerarquía católica, y un documento de la Iglesia de Polonia apoyando lo anterior fuera redactado esta semana, 900.000 firmas principalmente de laicos habían ya reclamado aclaraciones, que nunca llegaron, a la exhortación Amoris Laetitia. 

También un grupo de católicos progresistas ha lanzado una iniciativa -contra la corrección filial de los conservadores-, que incluye al Obispo Lobinger favorable a ordenar sacerdotes a laicos casados; al Padre homosexualista M. Lintner o al Padre P. Zulehner, crítico del celibato sacerdotal. Curiosamente, son a la vez, apoyo a las innovaciones de Bergoglio y notorios disidentes de la doctrina bimilenaria del catolicismo.

Mientras, otro amigo de Francisco, el card. Barbarin ha abierto la catedral de Lyon para acoger a divorciados recasados por lo civil, para que vuelvan a recuperar la Comunión Eucarística, en una invitación a profanar el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, pues Éste no puede ser recibido en pecado de adulterio (ni en cualquier otro pecado mortal) sin cometer un grave sacrilegio.

Es decir, hay abiertos dos frentes en la Iglesia Católica y sólo pueden terminar en una irreconciliable división, haciendo de cada parte, un muro levantado detrás del que se refugiarán, en uno, los partidarios de Bergoglio con sus heréticas proposiciones opuestas al patrimonio de Jesucristo y sus santos, y en el otro, los que defienden la salvación eterna tal cómo ha sido dictada desde el Cielo, sin atender a innovaciones diabólicas que confunden y hacen tambalear los cimientos de la Gran Obra de la Redención que el Hijo de Dios vino a dejarnos, fundando una única Iglesia Universal para todos los hombres de la raza humana, distinguiendo bien sus requisitos, y ofreciendo a cambio ayuda sobrenatural con sus sacramentos, oraciones y teología bien fundamentada. 

Lo que quiere hacer ahora el que se sienta en la sede petrina es introducir a todos los hombres en la Iglesia y abrir la Iglesia a todos los hombres, pero derribando los fundamentos, esto es, omitiendo que para salvarse es necesario seguir unas normas y renunciar a ciertos modos de vida por el Reino de los Cielos. 

Cristo mandó no dar las cosas santas a los perros, o sea, a aquellos que entran a profanar sin distinguir el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, que son sólo aptos para el reino de Satanás. No todos pueden salvarse porque no todos quieren salvarse, esto es, no están dispuestos a abstenerse del pecado para alcanzar la Vida.


María Ferraz