Vuestras acciones os marcan para toda la eternidad


Nuestro Señor Jesucristo a Javier Viesca, México

Hijitos Míos, Yo caminé sobre la Tierra, os evangelicé, os dejé Sabiduría Divina para que vosotros supierais caminar y llegar al Reino de los Cielos; es un caminar seguro, un caminar santo pero, sí, ciertamente, es un caminar difícil y no por el hecho de que sea difícil en sí, sino que satanás os ataca, ataca a todos aquellos que se han soltado totalmente a Mi Voluntad, a todos aquellos que quieren ser otros Cristos, a todos aquellos que quieren dejar paz, amor, vida espiritual a sus hermanos aquí en la Tierra.

Esa es vuestra misión, Mis pequeños, dejarMe en la Tierra, transmitiendo el mismo Ejemplo que Yo os di, las mismas Palabras, el  mismo Amor, porque, si os he dicho que seáis otros Cristos, tenéis que cubrir todas estas necesidades espirituales y aún humanas a vuestros hermanos.

No podéis ser solamente humanos ni podéis ser solamente espirituales. Lleváis esas dos entidades en vosotros mismos, porque si Me dejáis a Mí, vivir en vosotros, guiaros, enseñaros, Yo estoy en vosotros y cuando vosotros tomáis esa tarea tan grande, que es la de transmitirMe, entonces, estáis llevando a cabo la misión para la que fuisteis creados, que es una misión espiritual, Mis pequeños. 

Ya os he dicho que no vinisteis a la Tierra a llenaros de las cosas del Mundo, vuestra alma trasciende y todo lo que hacéis a nivel espiritual va a trascender, y por toda la eternidad. Sí, Mis pequeños, vuestras acciones os marcan para toda la eternidad, acciones buenas, Conmigo, acciones malas, para satanás y quedáis  marcados y se os conocerá, ya sea en el Cielo, ya sea en el Infierno, se os conocerá por las acciones que llevasteis a cabo.

Vuestra misión, Mis pequeños, es dejar Mi Sombra, como le decían a San Pedro, “hasta su sombra sanaba”, eso cuando ya llegasteis a un alto grado de espiritualidad. Dejáis enseñanzas que, a veces, ni siquiera necesitáis decirlas, con el simple hecho de que os vean ya estáis dejando una enseñanza, por eso tenéis que cuidar vuestras palabras, vuestros actos, aún vuestras miradas.

Tenéis como jueces a todos vuestros hermanos que os rodean, Yo los tuve, fue el mismo pueblo, Me observaba, cuando veía que Yo hacía algo bueno, le daban gracias a Dios de que Yo estuviera ahí. Cuando se entrometían los fariseos y los escribas y hablaban mal de Mí y trataban de deshacer Mi Obra, ellos creían hacerMe un daño, pero, a la larga, ellos quedaron juzgados por el Mundo y por el Cielo.

Vosotros no os dais cuenta de la trascendencia de vuestra vida aquí en la Tierra, pero lo sabréis después, cuando regreséis y estéis ante Mí. Para algunos, será demasiado tarde, porque no podrán componer nada de lo malo que hayan hecho, para otros, será una alegría inmensa, saber que movisteis las almas, de vuestros hermanos que os observaban.

Esto es muy importante, Mis pequeños, vuestra presencia ya no tiene que ser vuestra, Soy Yo ahora en vosotros, ¿cómo vais a dar un buen ejemplo de palabra, si no lo estáis dando en obras? Sabéis que podéis dar bellos discursos, pero todo eso se derrumba cuando os ven actuar en forma diferente a lo que dijisteis y ¿cuántas veces no os han criticado por ello? Os critican, principalmente de que, ¿cómo es posible que si vais tanto a la Iglesia, por qué actuáis de tal o cual forma?

Es triste, muy triste, Mis pequeños, ver que, a pesar de haber almas buenas, almas santas, que desean tener un crecimiento espiritual grande, ¿cómo es posible que vosotros, conociendo Mis Palabras y Mis Obras, no Me transmitáis a vuestros hermanos? ¿Cómo es posible, que conociendo la Verdad, que Soy Yo, no os hayáis impregnado de ella y la transmitáis a vuestros hermanos? Vosotros tenéis que ser reflejo de Mi Presencia en vosotros, si realmente os soltáis a Mi Voluntad, en ese momento, vosotros debéis desaparecer para el Mundo.

Es un honor inmenso el que se os dé el don de la Vida y para eso es, Mis pequeños, para que llenándoos de Nuestra Vida, podáis dar Vida a vuestros hermanos. Si no Me transmitís, es que no sois sinceros con vosotros mismos y esa es una situación muy grave para un alma, porque os estáis mintiendo a vosotros mismos.

Son tantas cosas bellas que podéis sacar de Mí, de Mis Enseñanzas, de Mi Ejemplo, de Mi Amor, por eso, os pido que leáis continuamente las Sagradas Escrituras y Mi Santo Espíritu os irá llevando hacia la Verdad que vosotros necesitáis saber, para que seáis otros Cristos sobre la Tierra.

Nuestro Amor no se ha podido expandir como debiera, tampoco Nuestras Enseñanzas, ni Nuestra Vida, porque vosotros mismos bloqueáis la Gracia. 

Cuando vosotros os dejáis mover por Nuestra Santísima Trinidad, os dais cuenta de lo que vuestros hermanos necesitan. Esta Gracia os la da Mi Santo Espíritu.

Empezaréis a conocer los corazones, sabréis cómo son, pero tenéis que poner de vuestra parte para conocer, mucho más de lo que ahora conocéis al dejaros mover por Mi Santo Espíritu, y, recordad que los mejores regalos espirituales, se les dan a aquellas almas que saben responder a la tarea que vosotros debéis llevar sobre la Tierra.

Mi Amor debe prevalecer sobre cualquier cosa de la Tierra, Yo Soy el Primero y el Último, el Alfa y la Omega.

Os recuerdo, nuevamente, Mis pequeños, que SoMos Familia, dentro de unos días, volveréis a vivir ésos días Santos de Mi Nacimiento. Una vez más, recordaréis Mi Llegada a la Tierra y ¿qué habéis, vosotros aprendido? Año tras año, os hago las mismas preguntas y ¿qué tanto avanzasteis en vuestra vida espiritual? Tuvisteis todo un año para mejorar en lo que Me prometisteis que ibais a mejorar el año pasado y, ¿realmente lo hicisteis?

Todo se queda en promesas y no hay un cambio que merezca, posteriormente, un premio grande hacia vosotros, porque os supisteis vencer a vosotros mismos, porque supisteis mejoraros y a veces, y lo reconozco, porque os conozco, que es difícil que evitéis de vuestra vida, todo aquello que os pueda dañar. 

Os agradezco, Mis pequeños, los que estáis Conmigo, los que habéis tomado en serio vuestra vida, los que hacéis todo lo posible, para que muchos hermanos vuestros Me vayan conociendo cada vez más, se enamoren de Mi Amor y que Me sirvan para la salvación de todas las almas y de todos los tiempos.

Ciertamente, vuestra tarea no es fácil, porque así como Me atacó satanás, porque sabía Quién era Yo y Me quería sacar de la contienda espiritual, ahora os toca a vosotros ser atacados por él, porque daréis mucho fruto y si no es ahora, será un poco de tiempo después en que salvaréis almas. 

Tenéis una protección muy grande por parte de Nuestra Santísima Trinidad, por parte de la Santísima Virgen María y del Señor San José; tenéis de vuestro lado, también, a los Santos Ángeles, Arcángeles y a toda la Corte Celestial.

Tenéis, ya, poco tiempo para ayudar a infinidad de almas, pero esto lo lograréis a base de los Dones y Carismas que Mi Santo Espíritu derrama sobre vosotros. 

Vivid, pues, llevando a cabo, una vida de ejemplo; tenéis las vidas de los Santos, las cuales, podéis leer o escuchar, para que de ahí, toméis ejemplo. 

No desperdiciéis ya vuestro tiempo, no desperdiciéis vuestra mente y vuestro corazón en cosas vanas de la Tierra, el tiempo apremia. Os he dicho que los acontecimientos de la Purificación se irán incrementando por todas partes del Mundo.

No os confiéis de lo que os digan, que todo será bello, será hermoso, que el cambio será como un despertar de un día para otro, ¡no!, Mis pequeños, en las Sagradas Escrituras es muy claro lo que os digo, que aquél que Me siga, también, tendrá que padecer, como Yo, vuestro Maestro y, al padecer, Mis pequeños, esta será parte de vuestra purificación, para que no tengáis que pasar mucho tiempo en el Purgatorio, y luego, paséis al Cielo a gozar eternamente Conmigo.

Mucho Amor os está esperando, Mi Presencia os dará una vida espiritual muy grande en el Reino de los Cielos.

Manteneos firmes en lo que se os ha pedido, no sucumbáis a los ataques de satanás, no temáis a lo que él os envíe, como tentaciones, castigos, maldades. Yo estaré siempre junto a vosotros para protegeros de todo esto que os quiera hacer satanás. Yo, vuestro Jesús, estoy con vosotros, sigo en la Tierra. Estoy día a día con vosotros, en las Misas, en las oraciones de vuestros hermanos y las vuestras, en los sacrificios y penitencias ofrecidos. No Me separaré de vosotros en ningún momento, manteneos unidos a Mí y grandes cosas hareMos.

Gracias, Mis pequeños.