El Vaticano premia a los traidores y castiga a los fieles

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El cardenal Joseph Zen de Hong Kong que defendió durante décadas la Iglesia católica real y clandestina de la China comunista, dijo que el plan del Papa Francisco de unificar la iglesia real con la iglesia controlada por el gobierno, la Asociación Patriótica Católica (CPA), por razones diplomáticas, resulta en poner a "poner lobos" dirigiendo "el rebaño" y conducir a una "masacre" de los fieles católicos. (...)



Además, ni los obispos de CPA (Iglesia patriótica) ni los sacerdotes se adhieren a la enseñanza católica sobre temas como la vida, el aborto, la anticoncepción y la eutanasia. Como resultado, predican la herejía. Ellos no son católicos. La Fundación Cardenal Kung declara: "La Asociación Patriótica, aunque se llama católica, no es católica porque no está en comunión con el Papa, el sucesor de Pedro"."Ninguno de los Vicarios de Cristo [Papas] en los últimos 60 años ha reconocido a la Asociación Patriótica Católica China como parte de la Iglesia Católica Universal", dijo la Fundación.No obstante, el Papa Francisco quiere unificar la iglesia subterránea con el CPA controlado por los comunistas. Como parte del acuerdo, China exige que el Vaticano acepte, por ahora, siete de sus obispos de CPA. También ha exigido que dos obispos reales, válidamente ordenados y en unión con Roma, renuncien para dar paso a dos reemplazos de CPA.


es.news:

Zen, no teme una Iglesia cismática creada por los comunistas chinos, porque ella se desvanecerá con el colapso del régimen: “Pero una Iglesia cismática con la bendición del Papa será horrible”.

En otro artículo publicado en su blog el 13 de febrero apuntó al acuerdo inminente entre China y el Vaticano. Zen califica como “repugnante” la reciente entrevista hecha por Vatican Insider al secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin.

El cardenal Zen acusa a Parolin, quien dijo algo sobre aplicar el “bálsamo de la misericordia” a China, que en realidad es “poner sal en las heridas” de los católicos perseguidos, al premiar a los traidores y castigar a los que permanecen fieles.